Un parque y un mural


El reconocimiento



El día 29 de abril de 1995, en la inauguración del parque que lleva su nombre en Getafe, al sur de Madrid, Andrés García Madrid pronunció estas palabras: «pienso, en honor a la verdad, que este galardón no es otra cosa que el pago a una labor realizada que, personalizada en mí, se debe a un puñado de locos, profesionales de las artes y las letras, pintores y poetas, que dieron lo mejor para el resurgir cultural de nuestra ciudad a través del Centro Municipal de Cultura». Efectivamente, por aquel centro cultural pasaron los pintores Ángel Aragonés y José Duarte, la escultora Carmen Planes, los ceramistas Antonio San Juan y María Jesús Recio, los filósofos Francisco José Martínez y Luis Martínez de Velasco, el escritor Rubén Caba, sin olvidar inapreciables colaboraciones de Lauro Olmo, Mario Ortiz, Luis Cabrera, Balbino Gutiérrez, Javier Villán, Paloma Corella…

En aquel pequeño escenario, hoy convertido en un edificio fantasma, disertaron Rafael Alberti, Antonio Gala, Antonio Buero Vallejo, Dámaso Alonso, Francisco Ayala, Nuria Espert, Xavier Ribalta, María Paz Ballesteros, Andrés Sorel, Manuel Vázquez Montalbán, Carlos Bousoño, Leopoldo de Luis, Eugenio Suárez-Galbán, Carlos Álvarez, César López, Pablo Armando, Alejandro Romualdo entre otros muchos.

Continuaba su discurso manifestando su «más emocionante alegría por recibir ­–ahora y no a título póstumo– este halo tan preciado como es el de perpetuar mi nombre a través de un parque. ¡Precisamente, un parque!».

Pero además del parque, hay otro reconocimiento, quizás más secreto, menos institucional, que el pintor Ángel Aragonés quiso plasmar en el mural frente a la Base Aérea de Getafe. Las letras frente a las armas. Allí, un hombre recita unos versos rodeado de artistas y musas, ante la mirada agradecida del pueblo de Getafe. ¿Quién será ese poeta que recita sus versos en las calles? Pues sí, su figura, la de Andrés, quedará imperturbable en ese muro, con esa pose de poeta, libro en mano, iniciando la lectura eterna del poema.

HURACÁN

Para Andrés García Madrid,
que me dio motivo con sus versos

Eres un huracán, todo lo asolas;
y a solas vas, que a solas, verso a verso,
se ciñe uno a la luz: luz de converso
que trasmuta la sangre en amapolas.  

¡Cuánta fe, compañero, zaherida!
¡Cuánto amor, como “silbo vulnerado”,
te lleva y trae a corazón cansado
de tanto dar y dar: que es dar la vida!

Pero no importa, Andrés, que este ir volcando
Hacia el hondón del hombre te agiganta.
Así que grita, amigo, huracanea,  

Sigue ciñendo luz a tu costado,
Que no enmudezca el silbo en tu garganta;
Que tu “ser o no ser” es tu pelea.

Lauro Olmo

(noviembre de 1986)